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Patagonia: comer, beber y escalar

Entre lagos, estepas, bosques y glaciares se ubica una de las bellezas más grandes del mundo. Los invito a conocer la punta del iceberg a través de sus paisajes, comidas y bebidas.

A la vera del maravilloso Parque Nacional de los Glaciares están las ciudades de El Chaltén y El Calafate. Ambas son altamente cotizadas por el turismo internacional y su gastronomía guarda gran relación con el clima, el paisaje y por supuesto, con los ingredientes de la zona. 
Como se imaginarán, donde el clima está marcado por fríos, nieve y fuertes vientos las comidas son tan complejas como completas. Abunda la carne de vaca, el cordero, la trucha, el puré y los pasteles. Los postres son ricos y sobre todo dulces y las bebidas son fuertes.

Comenzando por el principio, el Aeropuerto Internacional se ubica en el El Calafate, uno de los más pintorescos que he visitado. Enmarcado por las turquesas aguas del Lago Argentino, es quien invita a quedarse unos días a disfrutar sus paisajes y gastronomía. Por temas de agenda pude quedarme un solo día, en el cual pasear por la tarde, visitar la famosa vinoteca llamada Tienda de Vinos, donde no solo se pueden encontrar vinos de la Patagonia, sino de todo el país. Además ofrecen una de las colecciones de bebidas espirituosas (destilados) más grandes que he visto en Argentina.

Cuando uno no tiene mucho tiempo para visitar un lugar, debe dar un tiro atinado. Ese fue cenar en La Zaina.

Un lugar tradicional con una cocina sincera, plena de sabor y porciones generosas. Al entrar tuve la sorpresa de encontrar a un gran bartender, a Leo Saracho, ganador del torneo federal de coctelería, lo cual me llevó a pensar en un cóctel antes que pedir una copa de vino. Su cóctel ganador se llama "Pionero", cóctel regional que lleva entre sus ingredientes licor de calafate y bitter de lavanda. Una delicia de las que sólo se pueden encontrar en los mejores bares del mundo.

Entre sus platos se puede disfrutar de empanadas de cordero y unos tostones con truchas ahumadas y alioli que son para morirse. Los principales no se quedan atrás con ravioles de salmón rosado y crema de salvia o la trucha con risotto de quinoa, uno más rico que otro. Para postre tenían el clásico flan casero con dulce de leche y como broche de oro licor de calafate helado y una copita de vodka Estepka (estilo Zubrowka) hecho con una flor de la zona. Como sabrán el calorcito de un destilado hace que se perciba menos el frío a la salida.


Mañana siguiente con mate y termo en mano, la salida de visita obligada al Glaciar Perito Moreno, imponente y majestuoso. Este es uno de los lugares donde se aprecia la belleza de la naturaleza en su totalidad. Colores blancos, celeste y turquesas enmarcan el paisaje de aguas heladas responsables de una de las maravillas del mundo. el rompimiento del glaciar.

Si se guarda silencio es posible escuchar pequeñas rupturas y fisuras del glaciar.


Dentro del Parque es posible almorzar con una tremenda vista mientras disfrutás un bourbon (whiskey de Estados Unidos) con hielo del glaciar.


Ya con la misiòn cumplida partimos a El Chaltén.

Rodeando los lagos Argentino y Viedma el largo camino se hace corto, mientras el Fitz Roy o Chaltén nos muestra el rumbo.

A mitad de camino se debe realizar una parada obligatoria en La Leona, se puede tomar un mate cocido o un cafecito y disfrutar del recomendadísimo Lemon Pie, que se ha convertido en un clásico de la zona. El lugar recibe ese nombre debido a que cuando el Perito Moreno se detiene a beber agua a la orilla del lago, cubierto por una piel de cordero que lo abrigaba fue atacado por una leona o mejor dicho una puma. De ahí ese paraje recibió su nombre.

El pueblo está ubicado dentro del Parque Nacional los Glaciares, es una reserva natural custodiado por el Fitz Roy y el Cerro Torre, montañas de formaciòn graníticas que son mucho más jóvenes que nuestra Cordillera de los Andes.

Esta pequeña ciudad, una de las más jóvenes de la Argentina, fundada en 1985, tiene más de 45 restaurantes, donde se puede disfrutar desde un increíble cordero patagónico a deliciosa pizza en la cervecería.

Toda esta oferta gastronómica está enfocada en atraer a los más de 200.000 turistas que reciben anualmente.

La diversidad de la gastronomía es aportada por los diferentes orígenes de sus pobladores. Estos no solo provienen de Italia, Inglaterra o Alemania, sino de distintas ciudades de la Argentina.

Cenar en La Estepa fue una gran experiencia, desde la entrada se percibía una mágica relación entre lo que escuchábamos, lo que olíamos y lo que veíamos. Luego de esa extraña sensación, el sentido del gusto se hacía presente con una entrada de raba frita con brunoise de hinojo y cítricos al cordero a la llama... literalmente! Venía servido en un plato con fuego encendido gracias a un azúcar quemada que no solo hacía de show visual sino que aportaba aroma. Obviamente el mejor maridaje era el regional por lo que optamos por un Malbec Miras de Río Negro.

Los postres eran un capítulo aparte, frescos y ligeros a base de cítricos, yerba mate y frutos patagónicos.

Cada rincón tiene una tremenda belleza, cada restaurante tiene una personalidad clara y definida que defienden la identidad de los pobladores del Chaltén.
Contarles todo sobre su gastronomía, bebidas y caminata de una sola vez es imposible por lo que los invito a seguir leyendo sobre esta belleza argentina, la Patagonia. Donde no sólo se puede comer y beber, sino también escalar.