Booking.com

Cuyo

En la cumbre
Mendoza es un paraíso recostado en la Cordillera de los Andes, que goza del privilegio que le otorgan su clima y sus paisajes.
Sin duda alguna, la provincia de Mendoza goza del privilegio que le otorgan su clima y sus paisajes, capaces de convocar a miles de turistas sin restricciones durante todo el año, y su don de gentes, fácilmente comprobable en un pueblo que se complota para hacer de la estadía una experiencia inolvidable.
Y no es para menos si repasamos los atractivos turísticos que ofrece, con sus cuatro centros de ski (para disfrutar en invierno), sus programas de turismo aventura y sus reservas provinciales, además de un clima privilegiado, templado y con escasas lluvias, y un paisaje generoso en gigantescas montañas de nieves eternas, extensos valles cultivados, briosos ríos de deshielo y desiertos enigmáticos.
Hay lugares que los visitantes no pueden dejar de visitar si desean conocer la esencia turística de Mendoza. Una es el Parque Provincial Aconcagua, situado a 180 kilómetros de la capital. Centrado en el monte Aconcague, que, con sus 6.959 metros, es la cumbre más alta de América y Occidente, convoca todos los años a cetenares de escaladores y amantes del trekking provenientes de todo el mundo. Otros cerros superan los 5 mil metros en el Parque, como el el Tolosa (5.432), el Catedral (5.290) y el Pan de Azúcar (5.220).
Otro punto es la localidad de Uspallata, antiguo valle de explotación minera jesuítica y posta histórica, situada en la ruta internacional que lleva a Chile. Levantada a 180 kilómetros de la capital mendocina, quenta con una completa gama de servicios y paisajes sublimes como el de la Cordillera del Tigre donde se puede realizar cabalgates y trekking.
El Puente del Inca también  seduce a quienes se acercan al paso fronterizo a Chile. Antiguo centro termal, este puente natural sobre el río de las Cuevas es un verdadero prodigio de la naturaleza, con paredes teñidas con el ocre, el amarillo o el naranja de diversas sales y óxidos de hierro.




Entre el cielo y la tierra
La provincia de San Juan es tanto un observatorio astronómico privilegiadao como un lugar ideal para la exploración geológica.
Entre las cualidades más impactantes de San Juan están sus paisajes y su naturaleza, vinculados con sus montañas, sus valles, su cielo y su pasado geológico. Dicen que ese cielo es tan diáfano y su atmósfera tan límpida que científicos de todo el mundo consideran a la región como de gran utilidad para realizar estudios relacionados con la astronomía. De allí que el Complejo Astronómico El Leoncito sea reconocido internacionalmente y hoy los viajeros puedan realizar sus propias observaciones astrales y, a la vez, tener la oportunidad de ver una Vía Láctea como nunca la vieron y las estrellas como jamás las imaginaron.
El parque natural Provincial Ischigualasto es conocido con el nombre más común de 'Valle de la Luna" debido a sus características del suelo y de sus formaciones rocosas. Desde hace años se investiga allí la historia geológica de la región en la que se han encontrado restos fósiles de dinosaurios diversos (como el Eoraptor lunensis, el predador carnívoro más antiguo que se conoce en el planeta). También vale la pena conocer la "Cancha de Bochas", nombre que ha popularizado a la planicie que aloja a una gran cantidad de rocas esféricas de distintos tamaños.
En San José de Jáchal, la segunda ciudad en importancia, está el Templo San José, Monumento Histórico Nacional, que atesora una imagen altoperuana del santo, traída en 1690.
Por último, San Juan presenta un abonico de posibilidades en turismo rural, desde estancias de zona áridas, agroturismo, fincas, posadas de campo, actividades rurales por las sierras, hasta días de campo en pintorescos establecimientos en los departamentos de Iglesia, Ullum, Calingasta, Valle Fértil y Pocito.

Un recorrido entre copas
La Ruta del Vino permite conocer las mejores bodegas de Mendoza y San Juan. Y degustar blancos, tintos y rosados.
Mendoza y San Juan son dos de los centros vitivinícolas más importantes de América latina. En estas provincias argentinas se producen algunos de los mejores vinos del mundo, y los visitantes no sólo deben ir a las góndolas para poder disfrutarlos. La Ruta del Vino permite recorrer las bodegas y conocer los sabores, olores y colores de los distintos tipos de uvas.
Mendoza ha interconectado sus bodegas, merced a la demanda de los turistas, en un este circuito especializado. Localidades como La Paz, Santa Rosa, Lavalle, San Martín, Junín, Rivadavia, la micro región Maipú-Lújan de Cuyo, Guaymayén, la región del Valle de Uco, General Alvear y San Rafael son parte del recorrido, en el que los visitantes podrán saborear los exquisitos vinos elaborados con uvas chardonnay, sauvignon, chenin y riesling, entre las blancas, y malbec, bonarda, merlot, cabernet sauvignon, pinot y sirah, entre las negras.
La Ruta del Vino, así, permite combinar en un mismo paseo la visita a bodegas, participar de la cosecha en la época de la vendimia, degustar vinos en una cava o en un wine bar, y conocer más sobre la historia de la región en los museos Nacional del Vino y la Vendimia, y en el Reina Rutini, en Coquimbito-Maipú, entre otros. Lo más interesante es el maridaje logrado entre la gastronomía típica o la gourmet, y los exelentes vinos mendocinos.
San Juan ofrece su versión propia de La Ruta del Vino. Su tierra es  ideal para la producción de la vid gracias a su clima seco, a las altas montañas, a las posibilidades de riego y a sus cielos extremadamente claros. Allí se producen vinos finos varietales, espumantes y orgánicos de calidad internacional. Los turistas tendrán la oportunidad de conocer la atmósfera que rodea a este cultivo, además de su gente y sus técnicas de producción.



Un encuentro con el rey de los Andes
El avistaje de cóndores en Santa Cruz de la Sierra es una experiencia fascinante. La Rioja
tiene esto y mucho más para ofrecer.
La sonrisa del hombre de campo se encuentra siempre a flor de piel. Consustanciado con una tierra por momentos árida y montañosa, y por momentos fértil y de asombroso valles, el Sol parece haberles tallado a sus pobladores esa mueca ancestral y feliz, que se asocia al soberbio escenario que lo rodea. No hay mejor recibimiento: quienes llegan a La Rioja se sienten aceptados en cada lugar que pisan.
Al Sur de la provincia, en Santa Cruz de la Sierra, se encuentra la magnífica Quebrada del Cóndor, una de las áreas protegidas más bellas de La Rioja, que debe su nombre a la maravillosa presencia del ave voladora más grande del mundo, el rey de la Cordillera de los Andes.
Chilecito, Famatina, Villa Unión y Olta son otros lugares imprescindibles. Chilecito, la segunda ciudad en importancia está situada al pie del macizo del Famatina. Fue fundada a principios del siglo XVIII con el nombre de Villa Santa Rita, pero lo cambió debido a la gran cantidad de pobladores de origen chileno que se afincaron durante el auge de las explotaciones mineras. Famatina se encuentra situada a orillas del río del valle homónimos. Allí se disfruta del marco que dan las Sierras y sus nieves eternas. Villa Unión es el centro poblado más cercano al Parque Nacional Talampaya, un punto turístico de vital importancia para la provincia. Olta, en los Llanos riojanos, aún conserva el "caminito"que inspiró y dio origen al renombrado tango del mismo nombre.

Una ciudad como pocas y un marco natural avasallante
La ciudad de San Luis sorprende por su gran infraestructura. Pero en los alrededores lo que manda es el ecoturismo.
Entre valles y sierras; la geografía de San Luis justifica su opción por el turismo. Por un lado es el lugar ideal para el relax, al que invitan lugares como Villa de Merlo. Por otro lado, la capital se encuentra estratégicamente ubicada, en el eje caminiero Buenos Aires-Santiago de Chile, lo que la convierte en la puerta de entrada del territorio cuyano, con excelentes comunicaciones viales (tiene el 30 por ciento de las autopistas del país).
En las inmediaciones de la plaza principal está el edificio más antiguo que se conserva en pie, el Antiguo Templo de Santo Domingo, que data de comienzos del siglo XVIII, y el Centro Artesanal San Martín de Porres, donde se tejen en un telar unas alfombras únicas en su tipo.
Diversión urbana y esparcimiento nocturnos encuentran su máxima expresión en San Luis y Villa de Merlo. Los casinos ofrecen, al estilo Las Vegas, shows de jerarquía con entrada gratuita. En la ciudad de San Luis está el casino Golden Palace y la sala de juegos temática New York, con un escenario y una escenografía que detalla la ciudad que nunca duerme, con la Estatua de la Libertad incluida.
Los alrededores de San Luis constituyen un panorama continuado de bellezas naturales, históricas y culturales, con villas turísticas al pie de laderas arboladas, como Potrero de los Funes, que encanta por su lago sereno, sus cercanos saltos de agua y su quebrada de Los Cóndores, de 300 metros de altura. También están El Volcán y El Trapiche, dos villas turísticas de gran tradición.
El ecoturismo también es una práctica obligada. En la parte más alta y húmeda de las sierras, proliferan los molles , que se entremezclan con grandes talas y chañares. En las pendientes más suaves abundan espinillos y retamos. Y en el Parque Provincial Bajo de Véliz se encuentran los tres ejemplares de Guayacán más australes del mundo, ya que la especie es originaria del norte de Argentina. Los animales no se quedan atrás : pumas, venados de las pampas, gatos monteses, liebres patagónicas y ñandúes acompañan el recorrido.


El mejor microclima y toda la aventura
Lugares como la Villa de Merlo invitan a los deportes extremos, como el parapente y el aladeltismo.
La naturaleza sanluiseña es un ambiente ideal para la práctica de los más diversos deportes de aventura. Cabalgatas, caminatas, salidas en mountain bike o en vehículos 4x4, parapentismo y aladeltismo, escalada deportiva con descensos en rappel y cruces de hondonadas con tirolesa son algunas de las alternativas. En el este de la provincia , la Villa de Merlo es uno de los centros más prestigiosos del turismo serrano nacional, reconocido por los beneficios de su microclima e impulsado por el moderno aeropuerto Valle del Conlara, a través del cual se puede llegar directamente en avión. Año tras año, sigue siendo muy elegida por los amantes de la aventura.
Carpintería posee diversos atractivos, como el camping y balneario, el Monasterio de las Monjas Cartujas y una rampa natural para parapentes, cuyos pilotes se lanzan a volar cerca de las paredes serranas. La localidad de Los Molles también tiene lugar para acampar y la posibilidad de realizar ascensor a los cerros guiados por diversos senderos, avistaje de aves y una visita a un establecimiento donde se cultivan hierbas aromáticas.
También se destacan Villa Larca, con el Chorro de San Ignacio (caída de agua de 20 metros de altura); la Finca Irideus, dedicada a la crianza y degustación de truchas arco iris y los Altos del Cóndor, que organiza salidas para la observación de aves. Por último, el turismo minero ganó adeptos por la difusión de lugares como La Carolina, un pequeño pueblo al pie del cerro Tomolasta, antiguo complejo para la extracción del oro.