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Turismo aventura en Argentina

Buceo, rafting, trekking, cabalgatas, mountain bike, surf y parapente, entre otras propuestas para disfrutar de los mejores paisajes argentinos.

A caballo por la Cordillera, a los saltos por los rápidos de un río patagónico, nadando junto a pequeños lobos marinos, surfeando las olas del Atlántico o volando sobre las sierras. Hay mil formas de disfrutar de la adrenalina que proponen las actividades de turismo aventura, en todas las geografías de la Argentina. En esta nota, algunas propuestas para combinar la aventura con el placer, paisajes impactantes y sabores típicos.

BUCEO. No hay dudas: la “capital nacional del buceo” es Puerto Madryn, en Chubut. Sus aguas transparentes y de temperaturas agradables permiten practicar este deporte todo el año, con o sin traje seco. Paseos por el fondo del mar en distintos parques naturales submarinos, entre formaciones rocosas en las que se puede apreciar el ecosistema natural patagónico, compartiendo la experiencia con fauna salvaje. El bautismo submarino es el paseo para iniciarse, que se puede practicar desde los 8 años de edad. Un imperdible de Madryn es el buceo o snorkeling con lobos marinos en la reserva natural de Punta Loma, una experiencia única en el mundo, en que los animales se acercan y juegan, en contacto directo con las personas.

RAFTING. Los ríos navegables de montaña son los escenarios ideales para deslizarse sobre las aguas en gomones, una aventura muy divertida porque se puede ir en grupos de hasta ocho personas. Dos de los ríos más populares para el rafting son el Atuel y el Mendoza, en la provincia de Mendoza, pero también es muy recomendable el río Manso, con sus aguas verdes, en el inigualable paisaje del Parque Nacional Nahuel Huapi., y otras que garantizan alta adrenalina y rápidos desafiantes, como "Rafting Manso a la Frontera”, de clase III-IV.

TREKKING. Se puede practicar en cualquier geografía, de la playa a la montaña, e incluso en ciudades. Sin embargo, hay sitios especiales, que se vuelven irresistibles si proponen senderos entre bosques, montañas, lagos, ríos y glaciares. Es el caso de El Chaltén, en el sudoeste de Santa Cruz, “Capital nacional del trekking”, con bosques que se derraman a los pies del majestuoso cerro Fitz Roy, en el Parque Nacional Los Glaciares. Hay muchas opciones de distinto grado de dificultad, varias autoguiadas. Desde la simple salida a Chorrillo del Salto, que en 40 minutos lleva a una cascada de 14 metros en medio del bosque de lengas y ñires, o Laguna Torre, para contemplar en primer plano los más de 3.000 metros del cerro Torre. Los guías experimentados ofrecen otras travesías más audaces, como un trekking con campamento de 2 días y 1 noche a sitios emblemáticos; la “Vuelta al Cerro Huemul” (4 días, 3 noches), que atraviesa bosques y glaciares milenarios para llegar a Paso del Viento; o la Expedición Hielos Continentales (7 a 10 días), para caminar sobre la segunda extensión de hielo continental más grande del mundo.

SURF Y KITESURF. El surf está de moda en la Argentina, y aunque se practica por toda la costa, Mar del Plata es una de sus “mecas”: los surfers, sentados esperando la ola correcta o navegando hacia la orilla, se ven en prácticamente todas las playas, aunque las preferidas son las del norte y las del sur. Una variante más extrema es el kitesurf, que se practica sobre una tabla pequeña impulsada por una cometa. Es la embarcación más pequeña que permite navegar y otorga gran libertad, incluso para saltar y hacer acrobacias, pero es fundamental tomar clases, porque sin saber puede ser peligroso. La temporada fuerte del kitesurf en Argentina va de septiembre a fines de mayo, y se puede practicar en toda la costa, lagos y lagunas.


PARAPENTE. Montañas, sierras, costas, lugares con buenas térmicas. Cualquier sitio puede ser apto para imitar a los pájaros atado a un parapente, pero en la Argentina hay dos “mecas” que acumulan las mejores condiciones y años de experiencia: el mirador de Cuchi Corral, en el Valle de Punilla de las sierras de Córdoba, y Loma Bola, en la sierra de San Javier, cerca de San Miguel de Tucumán. Este punto de la sierra tucumana fue adquirido en 1998 por pilotos de parapente, que empezaron a organizar vuelos e hicieron reconocido el lugar en el mundo, famoso por sus condiciones óptimas, su sitio de despegue suave y verde y las muy buenas térmicas, que permiten disfrutar de vuelos largos y placenteros.