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Valle de la Luna Ischigualasto

Ischigualasto: circuitos para descubrir una tierra de dinosaurios y paisajes increíbles

Conocido como Valle de la Luna, este parque de San Juan se destaca por su riqueza paleontológica.

Su paisaje gris, rocoso y ondulado explica por qué llaman Valle de la Luna al Parque Provincial Ischigualasto en Valle Fértil y Jáchal, al noreste de la provincia de San Juan.

El lugar, de una belleza surrealista, se destaca por su riqueza paleontológica: es el único en el mundo que conserva todas las capas de sedimentos del período Triásico, con gran cantidad de fósiles de dinosaurios. Por eso fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000, en conjunto con el vecino Parque Nacional Talampaya, en La Rioja.

Algunas de sus formaciones emblemáticas, esculpidas por la erosión del viento, se visitan en un circuito de 40 kilómetros que se recorre solamente en vehículo propio siguiendo la camioneta de los guías, en al menos tres horas.

Durante el trayecto por algunas de las zonas más hermosas de las casi 63.000 hectáreas del parque provincial, se realizan cinco paradas para disfrutar del espectáculo que regala la naturaleza.

La primera es el majestuoso Valle Pintado, paisaje lunar con suaves ondulaciones que presentan capas sedimentarias bien definidas con sus distintos colores.

Otras tres estaciones se ubican frente a las geoformas más conocidas, llamadas Cancha de bochas -con cientos de bolas formadas por la erosión-, El submarino -en 2015 se derrumbó una de sus torres- y El hongo, con el fondo soberbio de las Barrancas Coloradas, cerros que delimitan el parque provincial y le dan tonos vivos y contrastantes.

La estación que completa el itinerario es el nuevo Museo de sitio Dr. William Sill, que homenajea al científico que hizo reconocido a Ischigualasto en todo el mundo.

Alberga una escenografía de cómo trabajan los paleontólogos: en una porción de tierra se ven una tienda de campaña, los huesos fosilizados encontrados y los distintos pasos que se cumplen para su extracción, con cemento y grúas.

Estudiantes de la Universidad de San Juan cumplen sus pasantías, informando y respondiendo a los visitantes cada una de sus preguntas.

Gracias a largas y cómodas pasarelas de madera, personas con movilidad reducida o en silla de ruedas no se perderán ninguna visita, que parten cada hora de manera ininterrumpida.

Durante el recorrido hay que mirar atentamente por las ventanillas, no solamente para disfrutar de los paisajes hermosos, sino porque además seguramente pasarán maras -que no son liebres grandes sino roedores- junto al camino y los guanacos se dejarán ver en la zona de las Barrancas Coloradas. No hay que preocuparse por los pumas, porque es muy raro verlos de día.

Secretos de la historia, la fauna y la flora

Los guías explican que Ischigualasto es un nombre diaguita que significa “lugar sin vida”, porque en ese ambiente seco las poblaciones originarias prefirieron no establecerse y usarlo únicamente como paso para el ganado. Sin embargo, la fauna y la flora son muy ricas y le dan vida al parque.

Llegando temprano, un buen plan es recorrer primero el maravilloso Centro de Interpretación de la Universidad Nacional de San Juan, ubicado en la entrada.

Allí se explica en gigantografías y videos toda la historia a lo largo de los distintos períodos, sobre todo del Triásico, en el cual vivieron los dinosaurios encontrados aquí, como el Sanjuansaurus gordilloi, el Herrerasaurus ischigualastensis, el Eoraptor lunensis, el Scaphonyx sanjuanensis y el Eodromaeus murphi, entre otros.

De algunos de ellos se exhiben bien protegidos sus cuerpos fosilizados y cráneos, así también como varios esqueletos armados y un diorama, una escena montada artísticamente de cómo vivían en estas mismas tierras hace 225 millones de años.

Además, en el museo están descriptos en grandes imágenes, de manera tan hermosa como didáctica, los animales y las plantas que luego podrán observarse en su ambiente natural.

Recomendamos tomarse un buen rato para leer la presentación de maras, ñandúes, zorros grises, ratones cola de pincel, pichis o quirquinchos, pumas, cóndores y tortugas.

Y también de retamas, cardones, algarrobos, verdolagas, claveles del aire, chañares, jarillas y zampas, que tienen sus secretos para ganarles a los diez meses anuales de sequía.

Caminatas en la naturaleza

Hay varios recorridos alternativos de trekking y mountain bike, aptos para toda la familia, que deben reservarse en la web con al menos un día de anticipación. Todos son imperdibles si se dispone de al menos dos días para disfrutar en doble turno de rincones escondidos y no tan conocidos de Ischigualasto.

Cerca del ingreso al parque se encuentra el magnífico cerro Morado, de 1.790 metros, con los tonos que le dan nombre, oscuros y brillantes, que cambian en las distintas horas del día.

Si bien sus altos paredones asustan a primera vista, la caminata no es nada difícil. Empieza a las 9 de la mañana y se extiende por menos de 6 kilómetros ida y vuelta, por un pequeño sendero que se pueden realizar cómodamente en menos de tres horas.

Además, en el ascenso -muy llano al comienzo y apenas un poco escarpado al final- se disfrutará de guanacos, vizcachas y zorros, y de plantas cactáceas, retamas y jarillas.

La vista panorámica desde la cumbre es estremecedora, porque todas las geoformas y todos los colores del parque provincial se ven muy claramente bajo el cielo siempre celeste. Será también inolvidable si les sucede que un cóndor joven vuele durante varios minutos muy cerca sobre los visitantes, curioso. La emoción es inmensa, tanta como el silencio.

Una nueva visita, que en verano se realiza por la tarde, propone caminar hacia el río Salado, en la zona de Los Colorados. El director del parque, Emilio Pérez, explica que se armó el itinerario en plena pandemia, para que las familias pudieran disfrutar al aire libre. Es una caminata sencilla de poco más de una hora sobre terreno llano, apta para grandes y chicos, aunque hay que subir algunas rocas altas.

Siguiendo a los guías o los guardaparques, que este año se incorporaron al área de Conservación, de pronto nos sumergimos en un nuevo paisaje.

El desierto les da lugar a las cortaderas llenas de plumerillos que bordean el río, un hilo de agua lleno de renacuajos que luego se convierte, más arriba, en una pequeña laguna dentro de una bella hondonada entre rocas. Los colores grises y marrones que predominan en el resto del parque, cambian a los verdes.

Por último, cuatro noches al mes se realiza la llamada Visita con Luna Llena. Cuando la luna blanca, redonda y brillante ilumina los paisajes lunares, se crea un ambiente paradójico que emociona a los visitantes.

Llegar de noche al parque provincial genera una mezcla de ansiedad y entusiasmo. Enseguida se parte, también en el vehículo propio, hacia un circuito diferente al tradicional.

Esta vez se visitarán primero el Valle Pintado y luego, en una verdadera “caminata lunar”, se llegará hasta las geoformas llamadas La Esfinge y Las Bandejas.

Y entonces sí, no quedará ninguna duda de por qué le dicen a este sitio el Valle de la luna.

MINIGUÍA

Cómo llegar. El auto es necesario para realizar las excursiones. Desde Buenos Aires son 1.187 km por las rutas nacionales 9, 38 y 150.

En avión a San Juan, desde $ 16.800 ida y vuelta en diciembre (vuela Aerolíneas Argentinas)

Dónde alojarse.  Hostería y Cabañas Valle Fértil, en San Agustín del Valle Fértil: monoambientes $ 4.900 (para 2) y $ 6.500 (para 3) o cabañas $ 8.900 (para 4) y $11.000 (para 6).

Cabañas de Campo Ischigualasto, en Usno: $ 10.000 (para 4) y $ 14.000 (para 6).

Camping del parque provincial, $ 200 por persona por día.

Cuánto cuesta. Entrada general al parque (incluye circuito tradicional guiado, que sale cada hora) $ 800. Jubilados y estudiantes nacionales $ 450.

Bicicleta o trekking al Cerro Morado, $ 500.

Trekking al río Salado, $ 500.

Trekking a la Quebrada de la Peña, $ 500.

Paseo nocturno con Luna Llena, $ 700. Las próximas salidas son los días 17, 18, 19 y 20 de diciembre.

Atención. En el parque provincial hay señal de celular y wi-fi. Además, restaurante con proveeduría, feria de artesanos, baños con duchas y estacionamiento gratuito. El horario de verano es de 8 a 17.

No destinar un sólo día para visitar Ischigualasto y Talampaya, ya que ambos sitios merecen más tiempo.

Llevar protector solar y mucha agua para las caminatas.

Manejar despacio en todas las rutas de la región, porque muchos animales cruzan solos o en manada, de día y de noche. 

Fuente Clarin.